terça-feira, 24 de março de 2009

Federico García Lorca



Federico García Lorca nasceu em 5 de junho de 1898, no povoado andaluz de Fuente Vaqueros, Granada. Seu pai, Federico García Rodrigues, tinha plantações de fumo e beterraba, e sua mãe, Vicenta Lorca Romero, foi professora da escola local. Aos 11 anos, Lorca mudou-se com sua família para a cidade de Granada, mas voltaria sempre ao campo, para passar os verões, onde escreveu boa parte de sua obra.
Lorca pensou o mundo de uma forma única, e traduziu estes pensamentos em música, literatura, teatro, desenho e pintura.
Morreu aos 38 anos fuzilado pelos soldados de Franco durante a Guerra Civil Espanhola, na madrugada de 19 de agosto de 1936, em um local bem próximo de Fuente Vaqueros.
(http://www.garcia-lorca.org/)


O poema Grito Hacia Roma faz parte do livro Poeta em Nueva York, publicado pela primeira vez em 1940 no México e nos Estados Unidos. O livro foi escrito entre os anos de 1929 e 1930 quando Federico viveu na cidade de Nova Iorque, como estudante de inglês na Universidade de Columbia.


GRITO HACIA ROMA
A mi editor Armando Guibert.

(DESDE LA TORRE DEL CRYSLER BUILDING)

Manzanas levemente heridas
por finos espadines de plata,
nubes rasgadas por una mano de coral
que lleva en el dorso una almendra de fuego,
peces de arsénico como tiburones,
tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud,
rosas que hieren
y agujas instaladas en los caños de la sangre,
mundos enemigos y amores cubiertos de gusanos
caerán sobre ti. Caerán sobre la gran cúpula
que untan de aceite las lenguas militares
donde un hombre se orina en una deslumbrante paloma
y escupa carbón machacado
rodeado de miles de campanillas.
[Encontro Março 2009 coordenação: Theo]
Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino
ni quien cultive hierbas en la boca del muerto,
ni quien abra los linos del reposo,
ni quien llore por las heridas de los elefantes.
No hay más que un millón de herreros
forjando cadenas para los niños que han de venir.
No hay más que un millón de carpinteros
que hacen ataúdes sin cruz.
No hay más que un gentío de lamentos
que se abren las ropas en espera de la bala.
El hombre que desprecia la paloma debía hablar,
debía gritar desnudo entre las columnas,
y ponerse una inyección para adquirir la lepra
y llorar un llanto tan terrible
que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante.
Pero el hombre vestido de blanco
ignora el misterio de la espiga,
ignora el gemido de la parturienta,
ignora que Cristo puede dar agua todavía,
ignora que la moneda quema el beso de prodigio
y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán.

Los maestros enseñan a los niños
una luz maravillosa que viene del monte;
pero lo que llega es una reunión de cloacas
donde gritan las oscuras ninfas del cólera.
Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas;
pero debajo de las estatuas no hay amor,
no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo.
El amor está en las carnes desgarradas por la sed,
en la choza diminuta que lucha con la inundación;
el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre,
en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas
y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas.
Pero a viejo de las manos traslúcidas
dirá: Amor, amor, amor,
aclamado por millones de moribundos;
dirá: amor, amor, amor,
entre el tisú estremecido de ternura;
dirá: paz, paz, paz,
entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita;
dirá: amor, amor, amor,
hasta que se le pongan de plata los labios.

Mientras tanto, mientras tanto ¡ay! mientras tanto,
los negros que sacan las escupideras,
los muchachos que tiemblan balo el terror pálido de los directores,
las mujeres ahogadas en aceites minerales,
la muchedumbre de martillo, de violín o de nube,
ha de gritar aunque le estrellen los sesos en el muro,
ha de gritar frente a las cúpulas,
ha de gritar loca de fuego,
ha de gritar loca de nieve,
ha de gritar con la cabeza llena de excremento,
ha de gritar como todas las noches juntas,
ha de gritar con voz tan desgarrada
hasta que las ciudades tiemblen como niñas
y rompan las prisiones del aceite y la música,
porque queremos el pan nuestro de cada día,
flor de aliso y perenne ternura desgranada,
porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra
que da sus frutos para todos.
[Encontro Março 2009 coordenação: Theo]

Um comentário:

  1. Lorca, ao piano, seria qualquer semelhança com Théo na casa do Ribeirão?

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